La colina de Piécaud y el camino de Garance
Para alternar paseos por la ciudad y por el campo…
La visita a la colina de Piécaud, en Caumont-sur-Durance, supuso un auténtico soplo de aire fresco durante nuestra estancia en Aviñón. Sí, es posible disfrutar de una agradable escapada en el corazón de la garriga provenzal, a solo 15 minutos de las murallas. Famoso por su biodiversidad, este enclave natural es el escenario de un paseo fácil, divertido e instructivo que hará las delicias de toda la familia. Aunque las vistas panorámicas por sí solas bien merecen la caminata, la riqueza de la flora es el hilo conductor de esta agradable aventura. Un plan ideal que se puede improvisar al azar para una breve escapada a tiro de piedra de la ciudad…
Duración
1 hora
Tipo:
Senderismo
Aparcamiento:
gratis
¡Un espectáculo para la vista!
Un suave ascenso
Desde el aparcamiento del cementerio, donde dejamos el coche, parte un camino pedregoso. La subida no es difícil y empezamos con mucho ímpetu. En muy poco tiempo llegamos a la mesa de orientación. Y entonces, una increíble sorpresa se alza ante nosotros…
A solo 134 m de altitud, la vista se extiende sobre el emblemático relieve de la Provenza. La mítica silueta del Ventoux centra toda la atención. La luz lateral de esta tarde de noviembre ilumina todo el horizonte, las mesetas del Vaucluse, el Luberón, la llanura del Durance y los Alpilles…
Gracias a este hermoso sol otoñal, podemos disfrutar de este espectáculo de 360°. El paisaje se transforma con las horas y ya no es el mismo en el camino de vuelta.
Lugares de interés fotográfico
A lo largo de todo el recorrido se han instalado bancos orientados a las vistas panorámicas. Estas zonas de descanso y observación ofrecen unas perspectivas magnífica y son ideales para la contemplación.
Zona protegida y camino señalizado
Declarado «Espace Naturel Sensible» (Espacio natural sensible), en la colina de Piécaud no se permite el acceso en vehículos a motor. Un criterio de seguridad que es de agradecer, como en nuestro caso, si se va acompañado de pequeños intrépidos.
Señalizado en verde y amenizado con 17 paneles educativos, el sendero botánico guía nuestros pasos. Un bonito circuito que permite observar las especies vegetales del lugar. Pensado para los niños, los mayores no dejarán de aprender en este itinerario.
Ahora sabemos reconocer las jaras y las retamas o distinguir entre las hojas de la filaria y las del olivo. Los robles, los pinos y el laurel ya no tendrán secretos para ninguno de nosotros y nuestros pequeños han aprendido a identificar la zarzaparrilla.
El itinerario no es largo, recorrerlo lleva aproximadamente una hora. A menos que, como nosotros, dejes que la diversión y los juegos extiendan el tiempo…
Información práctica
Para tomar el sendero botánico, no detengas tus pasos en la cima de la colina y continúa caminando. La señalización da comienzo una vez superada la mesa de orientación.
Lección de botánica
La rubia
Entre las especies botánicas que se encuentran a lo largo del sendero figura la rubia. Esta planta típicamente mediterránea es todo un emblema en la región. Aparece en todos los carteles y pudimos entender el motivo.
La rubia era utilizada por el tinte rojo de sus raíces y su explotación experimentó un espectacular auge en Francia en el siglo XIX. El departamento de Vaucluse fue el principal lugar de cultivo y, en concreto, Caumont-sur-Durance fue el origen de esta actividad decisiva para el territorio.
Desde Althen-les-Paluds hasta las orillas del Ródano, los paisajes evocan la historia de este milagro industrial, la vida romántica de un hombre y la audacia de otro… En efecto, el viajero armenio Jean Althen y el marqués de Caumont fueron los artífices del diseño de estos paisajes.
Un guiño
En la actualidad, en la antigua Aviñón se conservan dos preciosos testimonios de esta increíble epopeya industrial: las ruedas hidráulicas de la rue des Teinturiers (calle de los tintoreros) y la estatua de Jean Althen que preside el Jardin du Rocher des Doms.
El jardín romano
Flechazo a primera vista
Entre el aparcamiento y el jardín romano, junto a la capilla de Saint Symphorien, se ha instalado una mesa de pícnic en medio de los prados. Una invitación a disfrutar de una merienda bajo el cielo azul, entre viejas piedras, cipreses y olivos…
Para jugar a dilatar el tiempo
Antes de volver al coche, rodeamos el cementerio para acceder al Jardín Romano. Construido en torno a los restos de una villa romana del siglo I, este apacible y vasto recinto cerrado nos brindó la oportunidad de continuar con nuestros descubrimientos. Por medio de una sorprendente combinación de historia antigua y botánica, el jardín se extiende a ambos lados de un largo estanque. Aquí, el itinerario pedagógico teje un vínculo entre la naturaleza y las divinidades. ¿Qué especies representan a Júpiter, Apolo o Minerva? ¿Qué dios simboliza la vid? ¿Cuál es la historia del hilo de Ariadna que evoca este laberinto de boj? Un juego de asociación de ideas divertido y de actualidad para los amantes de la historia y la mitología.
Con sus estructuras de cuerda, dedicamos la zona de juegos y escalada del recinto a seguir con este divertido juego…
La cercanía a Aviñón es uno de lo verdaderos atractivos de este plan tan variado y activo.