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Cuentos y leyendas del Vaucluse © Kessler

Cuentos y leyendas del Vaucluse

Los paisajes variados y atípicos del Vaucluse han inspirado a poetas, novelistas y artistas de todos los tiempos. Así pues, no es sorprendente que también hayan dado vida a cuentos y leyendas, cada cual más hermoso.

La leyenda de la cigarra

Unos ángeles, que habían salido a pasear desde el cielo, llegaron a Provenza un tórrido día de verano.

Sorprendidos de no ver un alma en los campos desiertos, prosiguieron su camino hasta la casa del cura del pueblo para descubrir que… ¡estaba en plena siesta! Lo despertaron para saber qué estaba sucediendo; este les explicó que hacía tanto calor que era imposible trabajar a pleno día y que, por eso, los habitantes decidían echarse la siesta durante las horas de calor. De seguido, los ángeles regresaron al paraíso para informar a Dios de la situación.
Este encontró la solución: enviar a la tierra un animalillo con un potente canto para impedir que la gente se durmiera y, por lo tanto, se pusiera a trabajar. ¡Así nació la cigarra!

¿Sabías que…?

¿Sabía que…?

Después de la eclosión de los huevos, las larvas de las cigarras se entierran en el suelo durante varios años (17 años en el caso de la especie Magicicada septendecim) antes de salir a la luz y vivir su único verano.

Cigarra de Provenza

Lavandula, hada de la lavanda

Lavenda en Provenza

Y también

Otra versión de la leyenda cuenta que el hada Lavandula lloró, no sobre su dibujo, sino directamente sobre el suelo provenzal, creando así los campos de lavanda.

Érase una vez una hermosa hada de ojos azules y cabello rubio llamada Lavandula.

Estaba buscando un lugar donde quedarse después de un largo periplo revoloteando desde el Luberon hasta la Montagne de Lure, pasando por el Ventoux.
Hojeó las páginas de su cuaderno, donde había dibujado los lugares recorridos.
Se detuvo en la página de Alta Provenza, cuyos paisajes, entonces áridos y salvajes, eran tristes. Tan tristes que Lavandula rompió a llorar, y unas lágrimas malva cayeron sobre su cuaderno.
Al querer secar las lágrimas que habían mojado el dibujo, pasó la mano por encima. Pero fue en vano. Ese violeta intenso se extendió por toda la página.
Con el fin de reparar el error, Lavandula dibujó una gran sección de cielo azul encima de este nuevo paisaje para olvidar el malva que se había esparcido por doquier. Así nacieron los campos de lavanda que, desde entonces, iluminan la Provenza.

La Pré Fantasti: los hermanos alquimistas

En la ruta que conduce de la localidad de Caromb al lago de Paty se alzan las ruinas de una mansión, la Pré Fantasti. Después de haber leído su leyenda, ¡nunca volverá a mirar el lugar de la misma forma!

En el siglo XVII, Francisco y Antonio Barberini, excardenales, sobrinos del papa Urbano VIII, fueron desterrados de la casa pontificia por el papa Inocencio X, quien les acusó de apropiación de bienes y amenazó con incautárselos si no los devolvían al seno de la Iglesia. Apoyados por Mazarino y el parlamento francés, los hermanos quedaron absueltos.
Francisco y Antonio, tras recuperar su honra, se establecieron en Caromb, en una casona llamada «La calotte rouge», donde vivieron 9 años (antes de regresar a Roma), sin relacionarse con los campesinos y donde solo recibían a eruditos.
Eso bastaría para que la historia se transformara en leyenda.
Según cuentan los lugareños, su exilio fue ordenado a raíz de experimentos de alquimia en la casa pontificia. Experimentos que, por supuesto, prosiguieron con más ímpetu en Caromb, la casa solariega que pasaría a ser La Pré Fantasti.
Aquí, al abrigo de miradas indiscretas, desarrollaron un elixir de la longevidad que les llevó a la perdición, después de que Antonio acusara a Francisco de apropiarse de sus beneficios. Durante esta discusión fatídica, Francisco, exasperado, arrojó un frasco de vitriolo a la cara de Antonio, el cual agonizó durante horas alrededor de la mansión donde, aún en la actualidad, se puede escuchar su quejido etéreo. Carcomido por su acto, el hermano superviviente perdió la razón y acabó muriendo en la mansión.

El misterio perdura

¡La historia no termina ahí! Envuelto en un halo de misterio, el lugar fue el escenario del asesinato del félibrige Marius Jouve, a principios del siglo XX. En el camino de Barroux a Caromb para ir al peluquero, el poeta tuvo un funesto encuentro y fue abatido por un disparo. Otro suceso que contribuye al misterio del lugar.

La Pré Fantasti: los hermanos alquimistas

Los dragones: la «Coulobre» de Fontaine-de-Vaucluse

Fontaine de Vaucluse
¿Sabías que…?

Dato de interés

En el siglo XV, la «Coulobre» se enfrentó a Petrarca. Este último, acompañado de Laura, habría sido atacado por este dragón, que acabaría abatiendo con su espada. Pero, en el momento de morir, la «Coulobre» habría proyectado su pestilente aliento sobre Laura, que más tarde sucumbiría a la peste.

De esta criatura se podría decir que era la prima del «Drac», el dragón que causaba estragos en las aguas del Ródano, en Mondragon.

Los dominios de la «Coulobre» eran las cristalinas aguas del río Sorgue, en Fontaine-de-Vaucluse, en el siglo VI.
Criatura alada, mitad salamandra, mitad dragón, la «Coulobre» vivía en la cueva de la sima, abandonada por su esposo dragón después del nacimiento de su vástago, una salamandra negra con manchas doradas. Había tratado de encontrar un nuevo compañero, pero su horrible aspecto repelía a los pretendientes.
Así pues, recluida, sola con su criatura, impregnada de odio, solo salía por la noche para alimentarse, aterrorizando a la población, y no dudaba en llevarse por delante a cualquier ser vivo que se cruzara en su camino.
Los habitantes, atemorizados, recurrieron a Saint-Véran (que se convertiría en obispo de Cavaillon), para dar caza a la bestia inmunda.
Este, acechando a la «Coulobre» durante varios días, la hirió gravemente con un simple gesto de la cruz.
Esta última alzó su último vuelo desde Fontaine-de-Vaucluse para llegar a los Alpes, donde perecería en una aldea que actualmente es la localidad de Saint-Véran, que rinde homenaje a este hombre santo.

Los dragones: el «Drac» de Mondragon

El pueblo de Mondragon, es el «Mont Dragon», dominado por su castillo del Dragonnet.

El «Drac», monstruo alado y anfibio, tenía un rostro y los hombros de un joven en un cuerpo de reptil (tal como lo describió Frédéric Mistral) y habitaba en el Ródano. Salía regularmente para alimentarse de habitantes, especialmente de jóvenes vírgenes, aterrorizando y saqueando a la población.
Cansado de sufrir los ataques incesantes del monstruo, el señor del lugar, Guilhem, hizo un llamamiento desesperado.
Aquel que lograra matar a la bestia recibiría a su hija Guillemette como esposa y el señorío de la aldea como recompensa.
Un día, un valiente caballero, Arnaud, se presentó voluntario para afrontar el reto.
A costa de un épico combate, Arnaud logró abatir a la bestia, contrajo nupcias con Guillemette y se convirtió en el nuevo señor de la aldea, que pasaría a llamarse Mondragon.

No se lo pierda

En el municipio, un fresco de 80 m², creado por Valérie Micheaux, artista del Vaucluse, rinde homenaje a esta leyenda.

Mondrago

Dame Sermonde de Roussillon: amores trágicos

Roussillon
¿Sabías que…?

Le saviez-vous ?

Fue en Roussillon donde Fernandel rodó su última película «Heureux qui comme Ulysse»

Donde aprendemos que el color ocre de los acantilados de Roussillon tienen un trágico origen…

Sermonde, una hermosa joven, era la esposa de Raimond, señor de Roussillon. Para su desgracia futura, tenía una aventura amorosa con un joven trovador de la casa señorial. Raimond, al descubrir la ofensa, se volvió loco de celos e hizo matar al joven amante.
Para saciar completamente su ira, hizo que su cocinero preparara el corazón del joven y lo sirviera a su mujer, que encontró este manjar exquisito.
Es probable que Raimond, para satisfacer sus ansias de venganza, confesara la terrible verdad a Sermonde, quien, embargada por el dolor, se precipitó desde lo alto de los acantilados, que se tiñeron del color de su sangre para la eternidad.